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Zedillo: Cometió ‘Error’ de Diciembre, traicionó al PRI y «sembró» a AMLO

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Ernesto Zedillo Ponce de León tomó posesión como presidente de México el 1 de diciembre de 1994, a los pocos días -por ingenuidad política o traición a la nación-, convocó a los grandes empresarios mexicanos y extranjeros para avisarles que devaluaría la moneda mexicana un 15% para colocarla en 4 pesos por dólar (Carlos Salinas de Gortari se empecinó en mantener fijo el tipo de cambio en 3.4 pesos hasta el final de su sexenio).

Este hecho es conocido como el “Error de Diciembre”, por las repercusiones económicas mundiales que provocaron una inmensa fuga de capitales, “devorando” los dólares de las reservas internacionales  mexicanas y hundiendo al país en su peor crisis económica en la era moderna, misma que sarcásticamente fue bautizada en el extranjero como “El Efecto Tequila”.

Los críticos del gobierno de Zedillo argumentan que, aunque la depreciación era necesaria y económicamente coherente, la manejó incorrectamente en términos políticos al haber anunciado sus planes de devaluación, muchos extranjeros retiraron sus inversiones, agravando los efectos.

Otros analistas señalan que fueron las salinistas quienes precipitaron esa crisis, aprovechando la inexperiencia zedillista, como represalia por no querer continuar con las directrices y planes del gobierno anterior (Salinas buscaba la presidencia de la Organización Mundial de Comercio), y por disponerse a devaluar la moneda.

Esta costosa “novatada” ocasionaría que Zedillo quedara resentido con Salinas y lo persiguiera durante todo su sexenio buscando destruir su imagen y sus obras, llevándose “entre las patas” a su propio partido, desdeñándolo y fraguando con incomprensible afán el desmantelamiento estructural del hasta ese entonces “invicto” Partido Revolucionario Institucional.

Cuando en su Segundo Informe de Gobierno, en septiembre de 1996, Ernesto Zedillo señalaba que: «…Un rezago político particularmente grave y pertinaz ha sido la falta de democracia para elegir el gobierno del Distrito Federal», nadie sospecharía hasta qué grado llevaría a cabo la ejecución de sus palabras y la afectación que tendría para su partido.

Muchos consideran que esta “traición al PRI” cometida por Zedillo comenzó con la derrota en los comicios intermedios de 1997 donde se perdió el DF y la Cámara de Diputados, y se culminó con la entrega total del poder a la oposición en las elecciones del año 2000 repartiéndolo de la siguiente manera: la Presidencia al panista Vicente Fox, pero además “sembrando” a Andrés Manuel López Obrador en una “ampliada” Jefatura de Gobierno del Distrito Federal extendida hasta un periodo igual de 6 años (recordemos que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fue electo en 1997 para ese mismo cargo pero era sólo por 3 años), lo que a la postre le daría al tabasqueño toda la proyección necesaria para convertirse en el “presidenciable” favorito de la “izquierda” desde el año 2006 hasta que finalmente lo consiguió en la actualidad.

Andrés Manuel López Obrador se benefició de una Reforma Política impulsada por Ernesto Zedillo en 1997 que le permitió llegar en la elección del año 2000 a una Jefatura de Gobierno del Distrito Federal “ampliada” a un periodo de 6 años, durando igual que el presidente de la república.

Andrés Manuel López Obrador se benefició de una Reforma Política impulsada por Ernesto Zedillo en 1997 que le permitió llegar en la elección del año 2000 a una Jefatura de Gobierno del Distrito Federal “ampliada” a un periodo de 6 años, durando igual que el presidente de la república.

Los que sostienen esta última teoría, señalan como políticamente inexplicable la Reforma Electoral promovida por el gobierno de Ernesto Zedillo para cambiar (en perjuicio de su partido), los Estatutos de Gobierno del Distrito Federal (que ya estaba en manos del PRD), mediante un Decreto que fue publicado el 4 de diciembre de 1997 en el Diario Oficial de la Federación, contemplando entre sus disposiciones la modificación particularmente de 2 artículos que favorecerían la carrera política de AMLO:

ARTICULO 52.- … La elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal se realizará cada seis años, en la misma fecha en que se realice la elección del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

ARTICULO 53.- Para ser Jefe de Gobierno del Distrito Federal, deberán reunirse los siguientes requisitos:

  1. Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos;
  2. Tener una residencia efectiva de tres años inmediatamente anteriores al día de la elección, si es originario del Distrito Federal o de cinco años ininterrumpidos para los nacidos en otra entidad. La residencia no se interrumpe por el desempeño de cargos públicos de la Federación en otro ámbito territorial;

 

AMLO NO DEBIÓ GOBERNAR EL DF PERO EL ZEDILLATO LO BENEFICIÓ

Fue así que el 29 de marzo del año 2000, Andrés Manuel López Obrador se inscribió como candidato del PRD para la elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, aunque el PRI y el PAN acusaron de ilícita esa candidatura, pues la ley electoral del DF requería que los candidatos tuvieran un mínimo de cinco años de residencia en la entidad, requisito que estos partidos consideraban que López Obrador no cumplía.

El 16 de julio de 1996, El Heraldo de Chihuahua publicó en su portada los resultados a nivel local de la elección interna por la dirigencia nacional del PRD en la que Andrés Manuel López Obrador superó con 942 votos a Amalia García (653) y a Heberto Castillo (76 sufragios). En esa elección AMLO votó en su natal estado de Tabasco, lo cual era evidencia que no estuvo viviendo en el DF los 5 años antes a la elección del 2000 y por lo tanto no debió ser candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

El 16 de julio de 1996, El Heraldo de Chihuahua publicó en su portada los resultados a nivel local de la elección interna por la dirigencia nacional del PRD en la que Andrés Manuel López Obrador superó con 942 votos a Amalia García (653) y a Heberto Castillo (76 sufragios). En esa elección AMLO votó en su natal estado de Tabasco, lo cual era evidencia que no estuvo viviendo en el DF los 5 años antes a la elección del 2000 y por lo tanto no debió ser candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Incluso sus propios compañeros de partido, Pablo Gómez y Demetri Sodi (también aspirantes a esa candidatura por el PRD) señalaron que AMLO no reunía los requisitos de 5 años radicando ininterrumpidamente en la Ciudad de México, ya que había evidencia periodística de que López Obrador había votado en Tabasco en el proceso interno donde ganó la dirigencia nacional del PRD (14 de julio de 1996), y un año después también votó allá en las elecciones locales de ese estado el 6 de julio de 1997; incluso se sabe que AMLO en 1999 anunció que pensaba consultar a la militancia de su partido en Tabasco para decidir si buscaría nuevamente la gubernatura de su estado natal o la Jefatura de Gobierno del DF.

Con todo y esas limitaciones, finalmente algo lo hizo decidirse por buscar el cargo en la capital del país, Andrés Manuel alegó que la controversia a su candidatura “viene desde muy arriba” y que algunos de los consejeros electorales que se oponían actuaban por petición de la Secretaría de Gobernación, opinando que “nos quieren ganar a la mala, pero no voy a permitir que se violen mis derechos ciudadanos”.

Pese a estas y muchas otras irregularidades, el 12 de abril del año 2000 el Instituto Electoral del Distrito Federal decidió validar su candidatura. El resultado ya lo conocemos.

 

CONCLUSIONES

– Su torpeza inicial al devaluar la moneda mexicana (la noche del 19 de diciembre), ocasionó que tan solo 20 días después de esa decisión, las reservas internacionales de México cayeran a sólo $3 mil 483 millones de dólares (cuando 11 meses atrás eran de $29 mil 155 millones de dólares). En su primer año se “esfumaron” de México casi $26 mil millones de dólares.

Muchos priístas acusaron a Ernesto Zedillo de traicionar al partido,

Muchos priístas acusaron a Ernesto Zedillo de traicionar al partido,

– Para muchos priistas, Ernesto Zedillo fue un presidente apático a los ideales del partido y con un incomprensible desapego al poder.

– Califican al “Zedillato” como “sangriento, traidor e inepto” -continuación accidentada y accidental del “Salinato”-, pero también profundamente corrupto.

– Solo buscó salvar a banqueros estafadores, ideando la nacionalización de las deudas de la banca (Fobaproa), al amparo de la cual se cometieron toda clase de fraudes. Este “atraco” por $552 mil millones de pesos se consumó en diciembre de 1998 en el Palacio Legislativo de San Lázaro, con la legalización, sin fiscalización de por medio, del rescate bancario zedillista.

– Su PGR pagó medio millón de dólares a un asesino para que cambiara sus declaraciones ministeriales y acusara de un crimen a su enemigos personales. Con acusaciones en falso, con testigos pagados, una “bruja”, torturadores y la siembra de un cadáver en la casa de quien odiaba, dio al traste con las investigaciones sobre los dos grandes crímenes políticos de finales del siglo pasado.

– Dio al traste con la economía de un país que crecía, en el sexenio previo, a un promedio de 3.9 por ciento. Ciertamente recibió problemas económicos, pero los convirtió en crisis por su mal manejo, o simplemente no manejo. El tipo de cambio, que estaba a tres pesos por dólar, se le disparó mucho más allá del 100 por ciento en solo un par de meses, primero llegó a siete pesos y luego hasta los $10 por dólar. Las tasas de interés subieron por encima del 120 por ciento anual, y millones de mexicanos perdieron su patrimonio y las empresas quebraron. Culpó de todo a su antecesor y dividió para siempre a una generación de políticos y técnicos brillantes que, de haber seguido compactamente, hoy México estaría cerca del primer mundo.

– Por celos hacia su antecesor, deshizo el Programa Nacional de Solidaridad y la pobreza extrema se multiplicó. De no haber desmantelado Solidaridad, estados como Guerrero y Michoacán no estarían como están actualmente, con un tejido social roto y plagados de asesinos que cometen las peores crueldades contra sus vecinos. De eso se trataba el programa que Zedillo destruyó: de afianzar lazos comunitarios, construir bienestar común y afianzar la identidad de los núcleos sociales.

– Financió a grupos paramilitares como Paz y Justicia y su desidia para encauzar el conflicto con el EZLN tuvo su expresión más dramática con la masacre de indígenas en Acteal.

– Permitió que durante once meses la UNAM estuviera tomada por un grupo de “fósiles” haraganes. Miles de estudiantes perdieron la carrera, algunos se fueron de “mojados” a Estados Unidos. Les arruinó sus planes la displicencia presidencial ante un conflicto que a los pocos meses ya había cumplido las demandas: derogar el pago de cuotas y la salida del rector Barnés.

 

EN RESUMEN

Al final de su sexenio, Zedillo fue "cobijado" en EUA por empresas financieras trasnacionales y hasta por la ONU.

Al final de su sexenio, Zedillo fue «cobijado» en EUA por empresas financieras trasnacionales y hasta por la ONU.

Inició su sexenio con una aprobación cercana a 76 por ciento, peros sus errores iniciales lo hundieron (en enero esa cifra era menor de 50 por ciento) y para febrero de 1995 sólo 23 por ciento de los mexicanos lo respaldaban.

Pese a todo su fracaso, Ernesto Zedillo salió bien librado del repudio popular, tal vez por la “lastima” que inspiraba su aparente débil personalidad, o por un olvido generado en el año 2000 ante el cambio de partido en el gobierno que los mexicanos creyeron que fue producto de su propia emancipación popular.

Sea como fuera, ese triste personaje político, de apariencia inofensiva, se salió con la suya. Fue premiado por sus benefactores extranjeros, contratado como asesor o consejero en la ONU, y por empresas trasnacionales como Citi Group, Procter & Gamble, Alcoa y la gigante ferrocarrilera Union Pacific que continua el saqueo de las riquezas nacionales a través de las vías del tren y que además introduce masivamente mercancías de mala calidad evadiendo las aduanas, afectando a los productores mexicanos y además la salud de los consumidores.

Se dice que durante muchos años los directores de la Bolsa Mexicana de Valores seguieron sido puestos por Zedillo, gracias al poder descomunal de le daba el ser asesor financiero de Citi Group.

Los mexicanos inocentemente lo respetamos como el presidente democrático que permitió la alternancia política, que recuperó la confianza y contribuyó a darle credibilidad a las instituciones de nuestro país.

Ojalá algún día quitemos esas vendas que cubren nuestros ojos.

 

Por: Juan Barrientos Márquez

 

 

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